Su arribo significaba un cambio de paradigma con relación a lo que venía siendo la Selección Argentina, que había sido campeona en 1978, pero que se había ido demasiado rápido del Mundial España 82. Con el tiempo, un proceso que comenzaba plagado de dudas logró un hito inolvodable como el título en México 86. Y hace 38 años, un 24 de febrero de 1983, Carlos Salvador Bilardo firmaba su contrato con nuevo entrenador del equipo nacional, inciando un ciclo memorable.
La trayectoria del Narigón como jugador y director técnico habían sido impecables, motivo que llevó al presidente de la AFA Julio Grondona a ofrecerle la dirección técnica de la Selección Nacional, convencido de que un hombre de las características de Bilardo solo podía cosechar triunfos, más allá de que tuvo en carpeta al Zurdo López y a Carlos Griguol. Claro, a esa altura nadie se imaginaba todo lo que iba a suceder.

Apenas se convierte en el nuevo DT de la Selección, Bilardo comienza con sus viajes. Recorre Europa, ve quienes van a ser sus jugadores en el próximo Mundial de México y decide comunicar a la gente y a todo el que quisiera escucharlo, que hasta el momento el único titular y capitán era Diego Armando Maradona, sobre el que el entrenador estaba seguro y convencido de que iba a ser el mejor. Y así lo defendió.

Muchos fueron los esfuerzos, las peleas periodísticas, los viajes, las concentraciones, los partidos, las derrotas... Para colmo, Bilardo crearía un nuevo sistema táctico, el 3-5-2, que en ese momento para la mayoría de la gente era inconcebible pero que, algunos años después, resultaría en una de las alegrías más grandes que dio el fútbol argentino.
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